
Investigadores de la Texas A&M University han realizado un estudio computacional que valida el uso de una aleación con memoria de forma para reducir el desagradable ruido producido durante el aterrizaje. Observaron que estos materiales podrían insertarse como rellenos pasivos y sin costuras dentro de las alas de los aviones que se despliegan automáticamente en la posición perfecta durante el descenso.
El ruido de los aviones ha sido un problema de salud pública constante. Los aviones pueden generar hasta 75-80 decibeles durante el aterrizaje, lo que puede dañar la audición a largo plazo. Estudios han demostrado que las personas expuestas al ruido sostenido de los aviones pueden experimentar trastornos del sueño y un mayor riesgo de accidente cerebrovascular y enfermedades cardíacas en comparación con quienes no viven cerca de los aeropuertos.
La fuente del ruido es diferente durante el ascenso y el descenso. Durante el despegue, los motores son la principal fuente de ruido. Por otro lado, cuando los aviones reducen la velocidad para aterrizar, los motores no necesitan generar energía. En este momento, las alas comienzan a reconfigurarse para reducir la velocidad del avión y prepararse para el aterrizaje. Similar a la apertura de las persianas venecianas, el borde delantero del ala se separa del cuerpo principal. Este cambio hace que el aire se precipite hacia el espacio creado, circule con bastante violencia y produzca ruido.